viernes, 1 de julio de 2016

Pasaje del capítulo "Homo Sensiens. Lo bello, el sexo y el amor"


"El sexo representa el núcleo más intenso de la materia. En él concluyen las energías del cosmos, no solamente para perpetuar la especie, sino para disfrutar de la belleza del mundo. El sexo es la culminación de la sensibilidad y por lo tanto de la vida. Si se empieza a despreciar la materia, con mayor razón hay que despreciar su saturación más plena. Si se desprecia la sensibilidad hay que redoblar el desprecio contra el ápice mismo de la sensibilidad. El sexo es, si se quiere, la culminación de la belleza.

Pero no se puede despreciar impunemente al sexo. Las consecuencias para la cultura han sido dolorosas. Quizás no existe en la cultura de Occidente herida más profunda que la herida sexual. El desprecio al sexo es el núcleo o la condensación de toda la esquizofrenia cultural y ello por la sencilla razón de que el sexo es el vehículo de la comunicación, tanto de lo hombres entre sí, como del hombre con la naturaleza. Dicho de otra forma, cualquier comunicación humana, tiene, como lo comprendió acertadamente Freud, una connotación sexual. Sexo y comunicación están entrañablemente unidos y el sexo marca las etapas de la comunicación".

Augusto Ángel Maya, El retorno de Ícaro (2012:139).

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